Me levanto de buena mañana, la
noche ha estado reinada por la lluvia intermitente, unas gotas que caían por la
ventana me han despertado y traído a la consciencia. Aprovecho mientras Omar
duerme, el pobre tiene sueño atrasado debido a su viaje desde el otro
hemisferio. Remato algunos temas informáticos para agilizar después las
entradas al blog. Omar acaba por rendirse al nuevo día, desayunamos entre
llovizna, lo suficiente para retirarnos antes del chaparrón que viene y del que
nos libramos dentro del coche mientras vamos a la compra inicial, queremos tener
todo preparado para la largada y recibir a Rodrigo y Jorge sin tareas
pendientes.
Estibamos la compra, montamos el
bimini, líneas de vida, limpiamos las anchoas que hemos comprado. Se nos hace
un poco tarde y comemos una tapa ligera de embutido y queso. Omar hace siesta,
yo me lio con las anchoas, jaja unas van en aceite otras en vinagre, que
contento se pondrá Rodrigo, le encantan !
La tarde pasa con el cielo nublado, escribo
estas líneas, ya siento el cambio de escenario, voy dejándome llevar por la
indolencia y el dolche farniente….. en
un rato vendrá Esther, nos acompañará hasta nuestra largada, que bueno tener a
alguien que nos despida de la manera mas tradicional, con pañuelo en mano.
Omar se ha “pegado” literalmente
a la cama, voy a enchufar la canción del salto de cama ¿Qué cual es? Pronto lo
descubriréis. J
Esther, como siempre llega puntual, llega a tiempo de ayudarrme con la cena, la verdad las doradas nos supieron a gloria, la conversación amena terminó chispeando cosa que no nos impidió disfrutar hasta el último momento.
Esther, como siempre llega puntual, llega a tiempo de ayudarrme con la cena, la verdad las doradas nos supieron a gloria, la conversación amena terminó chispeando cosa que no nos impidió disfrutar hasta el último momento.
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